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funcionamiento de la torre

Coges el coche para ir a visitar la torre, pero rápidamente te das cuenta de que no, no ha sido una buena decisión, el edificio no tiene aparcamiento propio y llegar sólo es posible por un lateral de la vía rápida que pasa justo delante, definitivamente deberás buscar aparcamiento por las atestadas calles que rodean la Torre y llegar a pie, no hay más opción.

Antes de entrar miras arriba, imprescindible para hacerte una idea del símbolo históricamente contemporáneo al que entrarás debido a que la visión a la altura de tus ojos no invita a dar un paso más en dirección a las puertas de cristal, marcos de acero y al gran atrio que se sitúa frente de ti. Poco queda ya de la primigenia intención de Kurokawa de hacer un espacio que sirviera, no sólo a los residentes del edificio, sino a todo el vecindario, hoy en día una tienda de comestibles es el único reminiscente de aquel pasado donde la planta baja se fundía con la calle a través de los grandes escaparates de vidrio que cubren aún hoy en día (aunque tapados con estores blancos) la superficie de la planta baja. Un hombre de avanzada edad limpiando las áreas comunes y las escaleras con un paño húmedo es quien te da la bienvenida. A pesar del gran atrio, el "suelo artificial", como llamaba Kurokawa al eje central de la torre no tiene áreas comunes para los usuarios ni espacio para el recreo. Se consideró como un núcleo cerrado de circulación donde las personas con movilidad reducida no pueden entrar ya que existen varios desniveles para poder llegar a las cápsulas.

Si subes a planta primera te encontrarás con un complejo de oficinas tradicional que monopoliza el espacio. El edificio cuenta con dos núcleos de hormigón de acceso vertical de 68 y 64 cápsulas respectivamente por lo que te tienes que decantar por uno de ellos. Te diriges hacia uno de los accesos a los núcleos verticales y coges los perfectamente funcionales ascensores o las escaleras de caracol que te llevarán directamente a los multifuncionales pasillos que sirven de recibidor a las puertas de las cápsulas suspendidas por un sistema de tornillos y cables metálicos.

funcionamiento de la torre: Como se vive: funcionalidad real

(Cápsula B807). Despertarse en una cápsula es un despertar diferente a cualquier otro. Veo la parte inferior de la cama, la ventana, mucha ropa por todos lados y de inmediato puedo oír el ruido del tráfico matinal de Tokio. Pero hay también algo menos tangible; quizás es el brillo del gran ojo de buey que me ilumina o el encanto tranquilo de la mesa, abierta y completamente cubierta de basura, otras veces, cerrada y silenciosa, será tal vez la puerta del baño demasiado similar a la entrada a un submarino o la escala de la habitación que extrañamente me parece acertada. Cada despertar lleva con él un sentido feliz de lo sublime (Boullosa, 2015).

Como arquitectos, hemos pasado años estudiando los edificios más relevantes: sus planos, sus ideas e ideales. Sin embargo verlos en planta y vivirlos no es ni siquiera comparable. Vivirlo es únicamente comparable a vivir una parte activa de los libros de historia y teoría pero siendo apenas consciente de un significado tan amplio (Boullosa, 2015).

En aquellas unidades que conservan el diseño original, la ergonomía se completa: un gabinete de 35 cm de profundidad cubre una pared por completo proporcionando almacenamiento para toda la cápsula. Puede ser una estantería, una mesa de comedor, un escritorio para trabajar, un armario donde guardar la ropa, y un juego de trampillas para otros objetos. La mesa se esconde cuando no se utiliza y, como el fregadero, es relativamente baja. El televisor ocupa su propio estante, y la radio también, aunque en muy pocas unidades esta última todavía funciona. El refrigerador es pequeño y compacto como un minibar y el congelador funciona también como unidad de enfriamiento. La cápsula está llena de pequeños detalles que, de manera casi imperceptible, mejoran la calidad de vida en la cápsula.

La ventana es grande y circular, lo que dadas las dimensiones totales del espacio, resulta realmente generoso y denota una clara voluntad de aumentar la relación del interior con la ciudad. El marco es fijo en este caso concreto, para evitar accidentes pero esto impide la ventilación natural. Todas las superficies están en contacto con el exterior y el resultado es un verano demasiado caluroso y un invierno demasiado frío ya que el gran espacio destinado al sistema de ventilación es inutilizable (Boullosa, 2015).

El baño es aún más ergonómico, paredes de plástico lavable que dan la sensación de estar en una cápsula dentro de una cápsula, un poco redundante todo. Debido a que el espacio original no dispone de aberturas al exterior, la puerta cuenta con una abertura redonda de vidrio esmerilado para que entre luz natural. Tanto la bañera como el inodoro y el fregadero conforman una pieza de plástico única que organiza el espacio. El dispensador de jabón, la luz, el toallero y los pequeños estantes están colocados suavemente en la pared, evitando la necesidad de armario.

El espacio dentro de la cápsula no se siente tan pequeño, de hecho, su tamaño te llega a parecer irrelevante ya que la unidad cumple la deseada función de "máquina para vivir" y incluso para una pareja permite una rutina normal (Boullosa, 2015).

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funcionamiento de la torre: ¿Arquitectura flexible? ¿Flexibilidad de mobiliario?

"... La cápsula es arquitectura cyborg. El hombre, la máquina y el espacio construyen un nuevo cuerpo orgánico que trasciende el cotejo. (...) Un mecanismo que se ha convertido en un espacio habitable en el sentido de que un hombre no puede esperar vivir en otro lugar, es una cápsula ... "

- Kisho Kurokawa -

En su "Capsule declaration" el arquitecto japonés predijo dos tipos de cápsula: uno donde la vivienda se veía convertida en herramienta y se adhería a una estructura dando como resultado un espacio habitable y el equipamiento integrado en el interior de la cápsula, en el otro, las herramientas y mecanismos se convertían en vivienda independientemente del espacio habitable, resultando en un ambiente flexible en el que todos los muebles pueden desplazarse o esconderse en el momento en que no son necesarios.

La torre Nakago forma parte de este segundo grupo ya que un mismo espacio actúa como contenedor de toda clase de mobiliario y aparatos electrónicos integrados en una banda de almacenamiento. Es precisamente este aspecto del edificio uno de los más relevantes a la hora de defender su perdurabilidad ya que la idea que le dio forma aún pertenece a la concepción futurista actual. La cápsula al completo es blanca (o negra) otorgándole un aspecto futurista / minimalista que sumado al mobiliario, concebido para superar el efecto sorpresa que suele acompañar a las propuestas radicales es útil a largo plazo como bien se ha demostrado. Por ejemplo: la posición de todos los elementos del baño (ducha, fregadero, inodoro y mandos) es sencilla, confortable y fácil de reparar desde el interior, o también el gabinete que ocupa gran parte del espacio disponible de pared puede parecer aparentemente supeditado al diseño debido a que muebles y paredes convergen en ángulos de 90º pero poniendo un poco más de atención nos fijamos que la apertura del escritorio (centro del mobiliario superior) se abre hacia abajo y su fondo encaja a la perfección con la parte superior del mueble inmediatamente inferior, evitando así patas que restaran espacio disponible. Así pues, mediante estos y muchos otros ejemplos nos damos cuenta de que en casos como éste no se trata tanto de obtener el máximo rendimiento de cada centímetro cuadrado si no de obtenerlo de cada centímetro cúbico.

El diseño anticipa el cambio y al retirar o sustituir las cápsulas la apariencia del edificio tenía que cambiar a lo largo de los años, una arquitectura que cambia, que evoluciona conteniendo el potencial participativo de su ocupante a la hora de definir su forma. La flexibilidad en uso y forma es un potencial que un bajo porcentaje de obras arquitectónicas posee y, a su vez, es un factor que otorga la posibilidad de alargar muchos años su vida útil, como Kisho Kurokawa defendía.

funcionamiento de la torre: Presente controversial, futuro incierto

Como arquitectos todos aspiramos a que nuestras obras perduren a lo largo del tiempo, puedan adaptarse a nuevas situaciones y necesidades y por todo ello es que un arquitecto rebusca dentro de su cabeza cómo integrar estas cualidades junto con un edificio que sea funcional, estético y adaptable a una sociedad que cambia a un ritmo vertiginoso. Estoy completamente segura que Kisho Kurokawa se planteó todo esto cuando proyectó la Nakagin Capsule Tower pero, como muchos casos sin precedentes en los que poder basarse, lo que el arquitecto se plantea puede no llegar a ser nunca una realidad completa ya que intervienen gran cantidad de factores difíciles de controlar.

"... Si sustituyen las cápsulas cada 25 años, el edificio podría reciclarse hasta 200 años ..." "... Diseñé el edificio para que fuera un ejemplo de arquitectura sostenible, y fue el primero de su tipo en el mundo ... "" ... Diseñé el edificio para reemplazar sus cápsulas cada 25 años, por lo que es ridículo que hayan pasado 25 años y no se haya hecho nada ... "

- Kisho Kurokawa -

Actualmente aparecen 40 personas registradas como usuarios de las cápsulas pero muchos de estos las utilizan como oficinas o como segundas direcciones por lo que el uso de las escasas zonas comunes es poco intenso. También existen cápsulas completamente rehabilitadas que se alquilan a través de plataformas informáticas a todo aquel turista que esté dispuesto a pagar el precio. Sin embargo, la gran mayoría de los residentes restantes realmente desean quedarse allí donde han vivido los últimos 40 años, algunos han desarrollado una estima hacia el edificio, otros se ven atraídos por su abundante excentricidad. Sea como sea, todos tienen una historia y conexión emocional con la torre, todos expresan su preocupación por el futuro de esta pero el consenso sobre qué se debe hacer, no llega. Hay que han restaurado las viejas cápsulas, generalmente, sólo en el interior, otros intentan recuperar el estado original de su unidad y es precisamente este el motivo de que no se llegue a ningún consenso, la implicación emocional que hace difícil ser imparcial y decidir que es lo que tiene más lógica hacer.

Mediante entrevistas a los habitantes, llegamos a la clara conclusión de que la tipología se considera un aspecto positivo, nadie ve como un problema la cantidad de metros cuadrados de que disponen ya que, tal vez debido a haber experimentado este tipo de vivienda, son conscientes de que es esta opción la que más sentido tiene en una ciudad como Tokio, les proporciona ubicación central y estratégica a expensas de una habitación más o un jardín y la ciudad cumple este papel, comentaba un residente de la torre.

Muchos defienden la necesidad de aportar cultura moderna a los propios habitantes de Tokio, ya que incluso vecinos de la misma, no conocen su relevancia histórica y, a veces, ni siquiera sobre su existencia. Eventos de puertas abiertas podrían aumentar la apreciación del edificio aunque también podrían tener implicaciones sobre cómo ha de llevarse a cabo la conservación ya que existen dos tipos de apreciación posibles: la apreciación como preservación de la historia ya pasada o la apreciación del edificio como parte del tejido urbano. El problema en este caso es que estos dos tipos no se pueden reconciliar.

Por otro lado, los residentes han apartado completamente la idea de sustituir las cápsulas; la inversión económica, el tiempo requerido y la idea de que esto sería, de nuevo, una solución temporal hace que esta opción sea descartada. La cápsula fue concebida para ser habitada por un tipo concreto de usuario que tenía que adaptarse a ella pero, con el tiempo, el usuario cambió y necesitó adaptar la cápsula a sus necesidades sin que se pueda cumplir con el concepto de flexibilidad y adaptabilidad. Este concepto en concreto fué sólo teórico desde el momento de su construcción ya que la sustitución de una cápsula, un trabajo, difícil, pesado y caro sólo es posible en la mente de Kurokawa quien hasta sus últimos días defendió la sustitución de las cápsulas en contra de la especulación económica que reina en el país con un plan que murió con él a pesar de ser apoyado por las principales asociaciones de arquitectura de Japón.

Las normas de construcción también han sufrido cambios a lo largo de la historia del edificio, hoy en día, a sus 48 años ha superado ya el punto en el que la mayoría de edificios están programados para la demolición (30 años) pero ya le queda cerca la posibilidad de calificarse como tema de interés público (50 años) aunque parece que a gran parte de la población le cueste considerar un edificio de estética futurista como patrimonio histórico.

A pesar del impacto y audacia del edificio, el historial de Japón en preservación de arquitectura moderna coloca una sombra sobre el proyecto para salvar Nakagin. De los 226 edificios propuestos como dignos de preservación, 21 han sido demolidos ya.

"... La preservación de la arquitectura moderna es básicamente un fracaso ..." "... Japón está inevitablemente atrapado en una cultura de desguace y construcción ..."

- Tatsuyuki Maeda -

La idea de mutación nunca arraigó del todo, la realidad se desvió del futuro previsible, tanto del edificio como de la sociedad y parece que, a día de hoy, su valor histórico-cultural no tiene muchos adeptos, lo que hace aún más imprevisible su futuro próximo. Este modelo japonés de vivienda urbana producida en masa sigue siendo novedad, estimada por arquitectos pero rechazada por el mercado inmobiliario debido a su poca rentabilidad.

"... De ser posible, la intención reside en allanar el camino hacia registrar las torres como parte del Patrimonio Mundial, o como una Propiedad Cultural Tangible ..."

- Tatsuyuki Maeda -

Se les comprará la propiedad a los residentes, el terreno será vendido al mejor postor y la torre derruida para dar paso a un nuevo rascacielos sin carácter? El edificio será restaurado nostálgicamente a su estado original convirtiéndose en museo de sí mismo y del movimiento Metabolista? Quizás simplemente no sucederá nada y el consenso seguirá sin existir permitiend así que la torre siga degradándose con el paso de los años. También existe la remota posibilidad de que triunfe el ideal Metabolista y la sustitución de las cápsulas llegue por fin. Cualquiera de estas opciones es posible y complicada a la vez. Sea cual sea el futuro de la torre, hasta ese momento uno de los edificios más emblemáticos de Japón sigue siendo una perspectiva del pasado descansando incómodamente esperando que el reconocimiento llegue algún día.

"... Si la torre es derribada, en realidad sería un testimonio de la teoría del 'metabolismo: que la ciudad está en constante cambio ..."

- Zhongjie Lin -

Corrían finales de la década de 1990 cuando el estudio de Kurokawa y la Corporación Taisei realizaron propuestas para la reparación de las cápsulas sin obtener el acuerdo de los propietarios debido al coste de la intervención.

En 2006, una nueva propuesta ofrecía sustituir las cápsulas y colocar otras nuevas solucionando muchos de los problemas existentes.

En 2007, el apoyo a la demolición llegó a un necesario 80% de los votos de los propietarios pero Nakagin Capsule Tower encontró un salvador poco común; la crisis financiera mundial que evitó que el original edificio se convirtiera en un bloque residencial muy estándarizado.

A mediados de 2010 se tomó una segunda decisión de reurbanización, aunque todavía no se han definido los detalles a día de hoy, cada día existe una línea divisoria mayor entre los propietarios que quieren reconstruir y los que quieren proteger el edificio.

En 2015, el proyecto de preservación lanzó una petición al, en ese momento, gobernador de Tokio Yuriko Koike pidiendo ayuda económica para la sustitución de las cápsulas pudiendose recoger menos de 8.500 firmas que no fueron suficientes para que el Gobierno metropolitano de Tokio pasase por alto la consideración de que la propiedad no es de carácter público y la rechazara. Un fondo de reparación de 100 millones de Yenes no era suficiente para cubrir la reurbanización ni tampoco para reequipar.

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